vendredi 19 septembre 2008

Berengere la riviere

Había una vez, como ha habido muchas veces, una niñita que vivía con su familia en una modesta casa, en las afueras de un modesto pueblecito en algún lugar de Francia.
Berengere, era la mas pequeña de tres hermanos. Sus dos hermanos mayores, Marc y Antoine trabajaban en el campo con su padre, mientras Berengere ayudaba a su madre con las tareas del hogar, con las compras en la feria, y sobre todo buscando agua cada mañana en el pozo que quedaba a poco mas de un kilómetro de su casa.
Era un pozo casi seco, como todos los de la región, que sufría desde hacia muchisimos años de una sequía espantosa.
El agua que sacaba Berengere del pozo era oscura y hasta espesa, casi barro, pero era mejor que nada para calmar la sed de la familia.
Un día la mama de Berengere no se levanto por la mañana, no fue a despertar a Berengere, no preparo el desayuno para los hombres de la casa, no abrió las ventanas, si se la escucho canturrear alegre mientras limpiaba. El papa de Berengere le dijo entonces que su madre estaba enferma, que el agua sucia que tomaban la estaba enfermando cada vez mas y que fuera a buscar agua, e hiciera un esfuerzo por encontrar agua limpia.
Berengere salio de su casa con el balde y corrió hasta el pozo, aunque sabia que no podría sacar de allí nada mejor que un poco de agua turbia.
Llorando muy preocupada por su madre, hizo descender el balde hasta el fondo del pozo. Sus lágrimas cayeron y sonaron al caer en el fondo casi seco, cuando Berengere escucho una voz que le preguntaba -Por que lloras niña?
La niña se inclino para ver de donde salia esa extraña voz, y no fue poca su sorpresa cuando vio un pez enorme y lleno de colores que le hablaba desde dentro.
- mi madre esta muy enferma y necesita agua fresca y cristalina para recuperarse- balbuceo entonces mientras se restregaba los ojos como para estar segura de que lo que veía era cierto
- levanta el balde niña y llevaselo a tu madre.
Berengere subió el balde que extrañamente esta lleno de agua cristalina, pura y fresca, como ella no recordaba haber visto en toda su vida!!
- mi nombre es Remi - dijo el pez mientras la niña no salia de su asombro - cuando necesites agua solo tienes que llamarme diciendo: "remi mon ami, je viens te voir avec mon seau, pour avoir un peut d'eau"
Agradecida y aun algo confundida Brengere volvió a su casa;su madre se recupero casi magicamente, y desde ese día en la casa bebieron solo agua clara y fresca que Berengere traía cada mañana del pozo.
Los hermanos de Berengere no podían creer lo que estaba pasando, no entendían como hacia Brengere para traer esa agua del pozo al que ellos mimos iban a calmar su sed durante el día y del que no sacaban jamas mas que unas gotas de agua marrón... así que decidieron seguirla una mañana para mientras iba a buscar el agua.
Brengere llego al pozo y como su amigo le había enseñado lo llamo desde el borde el pozo:
"remi mon ami, je viens te voir avec mon seau, pour avoir un peut d'eau"
Los muchachos no podían creer lo que veían, cuando el enore pez asomo su cabeza para saludar a Brengere que le entregaba el balde, y menos aun cuando lo vieron volver con el balde lleno del agua que Berengere llevaba cada mañana!
Decidieron entonces que debía tratarse de una bruja o un hechicero y que debían deshacerse de el.
Entonces Remi le dijo a Brengere que sentía que su vida corría peligro, que probablemente necesitaria su ayuda: - si ves en tu blanco pañuelo una gota de sangre sera la señal de que te necesito, si ves dos gotas date prisa, si son tres corre con todas tus fuerzas y ven a ayudarme.
La niña volvió a su casa preocupada por su amigo y continuo con sus tareas, limpio las ventanas,sacudió las mantas de las camas y por la tarde fue con su madre al mercado a hacer las compras. Mientras estaban en la feria una carreta paso a su lado levantando mucho polvo y entonces la niña saco su pañuelo para limpiarse la cara, al guardar el pañuelo vio en el tres pequeñas gotitas de sangre y pensó que se había lastimado al limpiarse.
Frente al puesto del pescadero de pronto se acordó de su amigo y desesperada volvió a sacar su pañuelo que ya no era blanco sino rojo!
Corrió y corrió con todas sus fuerzas hasta el borde del pozo donde en vano grito el nombre de su amigo sin que este apareciera. Entonces decidió buscar el balde para llamar a su amigo como lo hacia siempre para buscar agua, pero cuando llego a su casa encontró a su madre en la cocina preparando el pescado que sus hermanos habían traído para la cena.
Berengere se sentó en la silla junto a la puerta de su casa con la vista perdida en dirección al pozo y lloro. Lloro y lloro. Lloro durante horas, durante días, semanas, meses, lloro tanto que se transformo en un río, un río de agua cristalina, pura y fresca como la que Remi le traía cada día. Un río que se lleno de peces, y que regó los campos resecos de la región y los convirtió en hermosos prados verdes y bosques.
Un río que totovía corre por algún lugar de Francia; Berengere la riviere.

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